Ying Yang salubrista
En
las culturas primitivas, se creía que la salud era un estado de gracia, mientras
que la enfermedad significaba una des-gracia. Luego, para la cultura griega la
salud era entendida como orden, contraponiéndola a la enfermedad entendida como
des-orden.
A partir de la modernidad se comenzó a considerar a la salud como una dicha, en tanto que padecer una enfermedad se visualizó como una des-dicha. Hoy, con tanta inequidad, la salud es una ventaja y la enfermedad una des-ventaja, así la salud es poseer y la enfermedad des-poseer.
Mientras que la a salud es un ascenso, la enfermedad un des-censo. Al sano, a fin de cuentas, se le llama cuidado y al enfermo des-cuidado, así como al sano se le dice nutrido y al enfermo des-nutrido.
También se le llama hidratado al sano y al enfermo des-hidratado y, dependiendo de cómo nos fue con el médico, la salud es un encanto y la enfermedad un des-encanto o, lo que es lo mismo, una confianza o una des-confianza.
La salud y la enfermedad son un ying yang. Sin embargo, la salud no es la ausencia de enfermedad, ni la enfermedad tampoco es la ausencia de salud. Desde el punto de vista de la Salud Pública, la salud es un producto social.
Es el resultado de una sociedad que avanza, que valora, que ambiciona, que se compromete y que respeta los derechos. La enfermedad, por ende, es el resultado de una sociedad encallada, desinteresada, egoísta, que trata a la salud como una mercancía y la que niega la razón, la justicia y la equidad.
A partir de la modernidad se comenzó a considerar a la salud como una dicha, en tanto que padecer una enfermedad se visualizó como una des-dicha. Hoy, con tanta inequidad, la salud es una ventaja y la enfermedad una des-ventaja, así la salud es poseer y la enfermedad des-poseer.
Mientras que la a salud es un ascenso, la enfermedad un des-censo. Al sano, a fin de cuentas, se le llama cuidado y al enfermo des-cuidado, así como al sano se le dice nutrido y al enfermo des-nutrido.
También se le llama hidratado al sano y al enfermo des-hidratado y, dependiendo de cómo nos fue con el médico, la salud es un encanto y la enfermedad un des-encanto o, lo que es lo mismo, una confianza o una des-confianza.
La salud y la enfermedad son un ying yang. Sin embargo, la salud no es la ausencia de enfermedad, ni la enfermedad tampoco es la ausencia de salud. Desde el punto de vista de la Salud Pública, la salud es un producto social.
Es el resultado de una sociedad que avanza, que valora, que ambiciona, que se compromete y que respeta los derechos. La enfermedad, por ende, es el resultado de una sociedad encallada, desinteresada, egoísta, que trata a la salud como una mercancía y la que niega la razón, la justicia y la equidad.