Prêt à Porter
Hará ya unos cinco años cuando fui invitado por la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida a una reunión en Quito, Ecuador, para entre otros propósitos, sumar esfuerzos a favor de la Fertilización In –Vitro en nuestro país.
Una noche, fuimos invitados a cenar al Hotel Plaza Grande, un lujoso restaurante francés situado en el último piso de un bello edificio al estilo barroco colonial que se encuentra ubicado justo a un costado del Palacio de Carondelet, la casa presidencial del Señor Correa.
Todos lucían sus mejores galas. Soberbios trajes, sofisticados peinados y lujosos brillantes las damas y, elegantes corbatas en perfecta combinación con sus trajes, los caballeros.
Por mi parte, yo no solo era el único abogado del grupo, también iba vestido de forma casual como siempre.
Confieso que me sentí como un striptease en una fiesta de niños, pero ya no había oportunidad de pedirle a Cenicienta el teléfono celular de la Hada Madrina.
Luego, sucedió lo inesperado.
Cuando todos ingresaron al ascensor, el botones me detuvo y me dijo amablemente con el tierno tono de vos que caracteriza a los ecuatorianos: “Señor, que pena, pero está prohibido el ingreso de la prensa”.
¡Pues me voy a comer pan de yuca papa, melloco, chocho, maíz y mote a la vuelta de la esquina! Fue lo que pensé, pero de seguido todos aclararon mi verdadera identidad, obteniendo el salvoconducto a tan distinguida velada.
Parábola. Si no consulta antes por el protocolo del evento, nunca cuelgue su cámara fotográfica al cuello.