Superación personal
Imagen ilustrativa de las mujeres afganas
La conocí hace bastante tiempo en un curso sobre derechos humanos en Estrasburgo, Francia.
Abogada, joven y atractiva. Su pecado fue haber nacido en un país del fundamentalismo islámico donde ajustician a las mujeres con acido sobre sus caras.
Para ingresar a la escuela de Derecho de su país tuvo que contar con la autorización de su padre y de una comuna de machos vestidos de blanco; igual suerte para asistir al curso que nos presentó.
Pero, peor que esto es que muchos de su edad deciden nunca superarse. “¿Para qué, si en cualquier momento cae en una bomba en tu casa mientras estás estudiando”?, me dio como explicación.
Conoció la libertad y la dignidad humana y no quería volver más al desierto. Por este motivo, conversó con varios de nosotros para obtener asilo y lo logró en una próspera nación europea dejando atrás a su madre y hermanas.
No supe más de ella. Espero que continuara superándose, que hoy esté dirigiendo una firma de abogados, que tenga una feliz familia; pero sobre todo, que hubiera liberado de ese averno a las otras mujeres de su cuna.