Una verdadera caja de pandora

“Aquí la tienen, es ahora de ustedes, tiene un enorme valor” dijo la elegante anciana al hacer entrega de una enorme y bella caja carmesí como agradecimiento por el apoyo ofrecido por los médicos y psicólogos a su difunto esposo.
“Son todas las perlas y diamantes que mi marido me regaló durante nuestros largos años de matrimonio” agregó con nostalgia.
Esta donación era perfecta para una subasta. La tabla de salvación para afrontar las cuentas pendientes de la organización: salarios del personal y otros vericuetos bancarios.
Pero primero era necesario consultar el criterio de un experto. Fue cuando se reveló el segundo engaño de su marido: todas las joyas eran de fantasía y de poca monta.
El hombre murió por causa del sida.