Bodas de seda
El 21 de febrero como de año en año, todos los animales del bosque se apelotonaron de nuevo para escuchar al sabio emplumado.
-Saludos Búho, cuéntanos ¿Por qué han dispuesto los seres humanos que los matrimonios que cumplen doce años celebran las bodas de seda?-
Y esto fue lo que oyeron decir:
-Todo se lo debemos a un gusano y su capullo. Por siglos, los seres humanos han hecho de la seda la más suave, brillante y fuerte de las texturas. La elegancia de la seda, su suave lustre y hermosa caída la hacen perfecta para algunas aplicaciones de tapicería, alfombras, ropa de cama y cortinas.
Fueron los chinos quienes empezaron a crear finos vestidos para la realeza, luego les siguieron los indios y los romanos, para en seguida convertirse en la textura preferida de la monarquía medieval.
Hoy en día la seda es apta para fabricar vestidos contra el calor y el frío.-
El búho hubo de hacer una pausa cuando los animales reaccionaron con ovación al escuchar que la seda se emplea además para la fabricación de los paracaídas.
-Pero hoy la seda ha sido sustituida en parte por el nylon y el poliéster - con preocupación concluyó el búho.
Empero terminó revelando, tranquilizando a todos, que ahora la seda se está utilizando para la elaboración de medicamentos y cosméticos.
-¿Pero qué tiene que ver todo esto con los doce años de un matrimonio? – de nuevo increpó con tono insolente la víbora.
El búho sabiamente le respondió:
“Sucede, mi embrollada y escurridiza amiga, que los matrimonios que han alcanzado los doce años se han convertido en ese capullo productor de telas para enfrentar tanto los tiempos de bochorno como las frías ventiscas.
A ese momento, han aprendido a crear el hilo y los lienzos que les permitirán brillar, vestir y decorar sus vidas, sin olvidar – por supuesto- los paracaídas para sobrevivir a los porrazos que suelen ocurrir.
Cuando lleguen los tiempos de las plagas, las heladas, las sequias o las lluvias que afecten la procreación de seda, como suele acontecer en la vida nupcial, las parejas no podrán echar mano del nylon o el poliéster porque no los saben producir. A pesar de que desde los dos años, los matrimonios saben producir algodón, la pareja debe tener invariablemente una reserva de seda.
Esta prudencia proporcionará las medicinas necesarias para el dolor y las contrariedades, al mismo tiempo que los cosméticos para engalanarse otra vez.-
Y de esta forma, una vez más la culebra quedó estupefacta y el resto de los animales afanosos de congregarse el año próximo para saber de buena tinta sobre las bodas de encaje.