Maestros

A pesar de no ser queridos por quienes piensan que trabajan más, nadie como los maestros. Son mis expertos preferidos. Los maestros son más que instructores, son líderes, consejeros, mentores y guías.
Como en todo, debe haber vocación para ser maestro. No es sencillo.
Para ser maestro hay que ser agente de cambio porque si se lo propone, un maestro puede dar un giro a nuestro rumbo para que alcancemos nuestras más anheladas metas.
Para ser maestro hay que ser mago porque el maestro debe ser capaz de hacer brotar las más insospechadas destrezas a un tímido chico.
Para ser maestro hay que ser ministro del consejo porque un maestro debe dar consuelo a una chica agredida por su padrastro.
Para ser maestro hay que ser sabio pues un maestro debe enseñarnos a descubrir nuestras propias lecciones.
Para ser maestro hay que actuar con el mejor estándar de oro pues un maestro es un modelo a seguir.
Con todo esto, con cuestionables o añejos métodos, somos el resultado en buena parte de lo que ellos hicieron de nosotros.
Caminando por la calle, luego de unas décadas de haber salido de la escuela o del colegio ¿se ha encontrado usted con su “Niña”?
Con certeza, usted la recordará muy bien por ser esa señora que le enseñó a leer y escribir. Pero ella… ella solo lo hará si usted fue un excelente alumno o, por el contrario, si usted contribuyó con sus canas. Lo digo con propiedad, mi santa madre es maestra pensionada.
Hoy es el día del docente.
Viniendo de una cuna de maestros y profesores, lo menos que puedo hacer por quienes me formaron en la casa y en la escuela, es conmemorarlos con todo el cariño del mundo.
Las “Niñas”. Las había desde aquellas que me adoraban en la Escuela Joaquín García Monge (1974-1977), hasta aquellas que me sacaba chispas con sus coscorrones en la Católica Activa ( 1978-1979).
Recuerdo a la Niña Argentina de la Católica Activa quien una vez me sacó del bus escolar de las orejas por salir de la escuela antes de tiempo. Y a la Niña Alicia Leandro también de la Católica Activa, quien hace años dejó este mundo; a ella mucho más que su refranería, le debo que me preparó para el resto de la vida. Mismo goce celestial en el que debe estar la Niña Merceditas Rojas de la Escuela García Monge, quien me enseñó a leer y escribir.
Otras me daban pánico, como la Niña Alda de Tristán de la Católica Activa por sus pruebas de agilidad matemática y su cara de pocos amigos. Peor si la Niña era la Directora de la Escuela, esa si era brava.
Y luego la teacher Esmeralda que se empeñó en que yo aprendiera Inglés pues yo venía de una escuela pública.
Bravas o no, todas estas Niñas, luego de la Fiesta de la Alegría, tomaban taxi hacia su casa con una carga de regalos. Premio otorgado por los agradecidos padres de familia porque el “güila” ganó el año o indemnización por soportarle las malacrianzas.
Luego mi santa madre, quien me llevaba a su aula para que yo recupera las materias en las que estaba dejando los pelos en el alambre y, mi padre con el refuerzo del inglés.
Los profes del San Judas Tadeo ( 1980-1984). Teacher Oscar, con sus maravillosos relatos acompañados de extraordinarios dibujos sobre la pizarra; doña Leda Cruz, por su confianza para que yo fuera presidente de clase, sin olvidar por supuesto al maestro: Danilo Ruiz, quien se empeñó en que fuéramos “alguien en la vida”.
En la secundaria entró en escena mi abuela. La Niña Carmen Rojas (RIP), diestra con los números, se sentaba conmigo por las tardes de los sábados a resolver las tareas de matemática. Luego mis tíos Eduardo (RIP), Olga y Flory Valerio con el francés, la historia y su enciclopedia británica que aun mantienen.
No ocurre lo mismo con los docentes universitarios ni de estudios de posgrado. Ellos no tienen el mismo impacto, ni gozan del mismo cariño que nuestros primeros maestros. Yo soy uno de ellos, nadie se acuerda de nosotros.
Hoy, cuando observo día a día todo lo que aprende mi hija, termino por convencerme de la importancia de la educación a los niños desde que tienen pocos meses de edad y el importante papel que estas educadoras tienen en la formación de niños seguros, felices y asertivos.
Por eso ¡Viva la escuela y la educación! Insistamos en que los niños siempre tengan un libro y una buena “Niña” porque la Escuela es la institución más importante de la Democracia.
Desafíos. Los que usted quiera señalar. Las educación sexual, formación en valores, habilidades blandas, competir en un mundo cada vez más exigente para triunfar, la dignificación de la educación, las drogas, el bullying, el acceso equitativo a las nuevas tecnologías y al internet.
¿ Cómo enfrentarlos? Eso no lo sé.
Hay algunas iniciativas son interesantes. Por ejemplo, los brasileños, quienes dijeron hace un tiempo que la educación es tan importante que debe dejar ser una cuestión de los políticos de turno para que sea la sociedad organizada y la empresa privada las que tomen las riendas de este asunto.
Otros, como los fineses, quienes pagan tan buenos salarios que todos quieren ser docentes.
Hay nuevas iniciativas nacionales como la certificación de escuelas por parte del Instituto Tecnológico de Costa Rica, siendo mi San Judas Tadeo el primer colegio privado en lograrlo hace unos años.
Sobre todo, hagamos de la escuela el mejor lugar donde un niño puede trabajar.
Como en todo, debe haber vocación para ser maestro. No es sencillo.
Para ser maestro hay que ser agente de cambio porque si se lo propone, un maestro puede dar un giro a nuestro rumbo para que alcancemos nuestras más anheladas metas.
Para ser maestro hay que ser mago porque el maestro debe ser capaz de hacer brotar las más insospechadas destrezas a un tímido chico.
Para ser maestro hay que ser ministro del consejo porque un maestro debe dar consuelo a una chica agredida por su padrastro.
Para ser maestro hay que ser sabio pues un maestro debe enseñarnos a descubrir nuestras propias lecciones.
Para ser maestro hay que actuar con el mejor estándar de oro pues un maestro es un modelo a seguir.
Con todo esto, con cuestionables o añejos métodos, somos el resultado en buena parte de lo que ellos hicieron de nosotros.
Caminando por la calle, luego de unas décadas de haber salido de la escuela o del colegio ¿se ha encontrado usted con su “Niña”?
Con certeza, usted la recordará muy bien por ser esa señora que le enseñó a leer y escribir. Pero ella… ella solo lo hará si usted fue un excelente alumno o, por el contrario, si usted contribuyó con sus canas. Lo digo con propiedad, mi santa madre es maestra pensionada.
Hoy es el día del docente.
Viniendo de una cuna de maestros y profesores, lo menos que puedo hacer por quienes me formaron en la casa y en la escuela, es conmemorarlos con todo el cariño del mundo.
Las “Niñas”. Las había desde aquellas que me adoraban en la Escuela Joaquín García Monge (1974-1977), hasta aquellas que me sacaba chispas con sus coscorrones en la Católica Activa ( 1978-1979).
Recuerdo a la Niña Argentina de la Católica Activa quien una vez me sacó del bus escolar de las orejas por salir de la escuela antes de tiempo. Y a la Niña Alicia Leandro también de la Católica Activa, quien hace años dejó este mundo; a ella mucho más que su refranería, le debo que me preparó para el resto de la vida. Mismo goce celestial en el que debe estar la Niña Merceditas Rojas de la Escuela García Monge, quien me enseñó a leer y escribir.
Otras me daban pánico, como la Niña Alda de Tristán de la Católica Activa por sus pruebas de agilidad matemática y su cara de pocos amigos. Peor si la Niña era la Directora de la Escuela, esa si era brava.
Y luego la teacher Esmeralda que se empeñó en que yo aprendiera Inglés pues yo venía de una escuela pública.
Bravas o no, todas estas Niñas, luego de la Fiesta de la Alegría, tomaban taxi hacia su casa con una carga de regalos. Premio otorgado por los agradecidos padres de familia porque el “güila” ganó el año o indemnización por soportarle las malacrianzas.
Luego mi santa madre, quien me llevaba a su aula para que yo recupera las materias en las que estaba dejando los pelos en el alambre y, mi padre con el refuerzo del inglés.
Los profes del San Judas Tadeo ( 1980-1984). Teacher Oscar, con sus maravillosos relatos acompañados de extraordinarios dibujos sobre la pizarra; doña Leda Cruz, por su confianza para que yo fuera presidente de clase, sin olvidar por supuesto al maestro: Danilo Ruiz, quien se empeñó en que fuéramos “alguien en la vida”.
En la secundaria entró en escena mi abuela. La Niña Carmen Rojas (RIP), diestra con los números, se sentaba conmigo por las tardes de los sábados a resolver las tareas de matemática. Luego mis tíos Eduardo (RIP), Olga y Flory Valerio con el francés, la historia y su enciclopedia británica que aun mantienen.
No ocurre lo mismo con los docentes universitarios ni de estudios de posgrado. Ellos no tienen el mismo impacto, ni gozan del mismo cariño que nuestros primeros maestros. Yo soy uno de ellos, nadie se acuerda de nosotros.
Hoy, cuando observo día a día todo lo que aprende mi hija, termino por convencerme de la importancia de la educación a los niños desde que tienen pocos meses de edad y el importante papel que estas educadoras tienen en la formación de niños seguros, felices y asertivos.
Por eso ¡Viva la escuela y la educación! Insistamos en que los niños siempre tengan un libro y una buena “Niña” porque la Escuela es la institución más importante de la Democracia.
Desafíos. Los que usted quiera señalar. Las educación sexual, formación en valores, habilidades blandas, competir en un mundo cada vez más exigente para triunfar, la dignificación de la educación, las drogas, el bullying, el acceso equitativo a las nuevas tecnologías y al internet.
¿ Cómo enfrentarlos? Eso no lo sé.
Hay algunas iniciativas son interesantes. Por ejemplo, los brasileños, quienes dijeron hace un tiempo que la educación es tan importante que debe dejar ser una cuestión de los políticos de turno para que sea la sociedad organizada y la empresa privada las que tomen las riendas de este asunto.
Otros, como los fineses, quienes pagan tan buenos salarios que todos quieren ser docentes.
Hay nuevas iniciativas nacionales como la certificación de escuelas por parte del Instituto Tecnológico de Costa Rica, siendo mi San Judas Tadeo el primer colegio privado en lograrlo hace unos años.
Sobre todo, hagamos de la escuela el mejor lugar donde un niño puede trabajar.