Los Simpson tuvieron la razón
Una buena dosis de pesimismo en la vida coloca a la gente en una dimensión más cercana a la realidad y con una mejor percepción de los fenómenos de un pueblo, dicen algunos científicos sociales.
Por esto, discúlpenme la poca modestia pero a pesar de que sé poco de política y de que no me simpatice la clase política, nunca tuve ninguna duda de que Trump lamentablemente ganaría y así se lo dije a unas cuantas personas. Desde hace varios meses vengo siguiendole sus pasos en artículos y entrevistas. Pero más que mirar a la campaña había que mirar a la sociedad.
Es en serio. No leemos a la sociedad con certeza. ¿Cómo pretendía Hillary ganar en un tercer turno demócrata, mujer, con el Brexit a cuestas, fuertemente cuestionada de frente al descontento masivo, individualismo, populismo, nacionalismo y fobias por los foráneos que muy hábilmente Trump supo coquetear?
Las encuestas, al menos las de intención electoral no sirven de nada, convénzanse. Son como los biquinis, muestran casi todo pero tapan lo más importante. Yo estaba convencido de que quienes votarían por Trump esconderían su talante como japonés en Iwo Jima.
Lo peor está por venir. La cosa se le convertirá de ardor maléfico a Trump porque sus fauces fueron más grandes que la realidad que conquistó anoche. El descontento puede atizar por doquier.
Las cosas están cambiando en el mundo entero y el que no se entera seguirá ignorante, que por lo general, como dijo Bertrand Russell, estos suelen estar siempre complemente seguros, porque aquí en Costa Rica hay más de uno que cree que ya llegó a Zapote.
A seguir viendo los Simpson, que la serie se puso buena.
Por esto, discúlpenme la poca modestia pero a pesar de que sé poco de política y de que no me simpatice la clase política, nunca tuve ninguna duda de que Trump lamentablemente ganaría y así se lo dije a unas cuantas personas. Desde hace varios meses vengo siguiendole sus pasos en artículos y entrevistas. Pero más que mirar a la campaña había que mirar a la sociedad.
Es en serio. No leemos a la sociedad con certeza. ¿Cómo pretendía Hillary ganar en un tercer turno demócrata, mujer, con el Brexit a cuestas, fuertemente cuestionada de frente al descontento masivo, individualismo, populismo, nacionalismo y fobias por los foráneos que muy hábilmente Trump supo coquetear?
Las encuestas, al menos las de intención electoral no sirven de nada, convénzanse. Son como los biquinis, muestran casi todo pero tapan lo más importante. Yo estaba convencido de que quienes votarían por Trump esconderían su talante como japonés en Iwo Jima.
Lo peor está por venir. La cosa se le convertirá de ardor maléfico a Trump porque sus fauces fueron más grandes que la realidad que conquistó anoche. El descontento puede atizar por doquier.
Las cosas están cambiando en el mundo entero y el que no se entera seguirá ignorante, que por lo general, como dijo Bertrand Russell, estos suelen estar siempre complemente seguros, porque aquí en Costa Rica hay más de uno que cree que ya llegó a Zapote.
A seguir viendo los Simpson, que la serie se puso buena.