Gravámen a la salud
Corre el año 2003. En un hotel cubano no resistí la tentación de preguntar hacia dónde se dirigía un grupo de maltrechos pacientes con vendas en la cara y piernas y, otros en cómodas sillas de ruedas.
“Somos todos venezolanos y estamos esperando el bus que nos va a llevar al hospital a que nos curen, esto a cambio del petróleo que le envía Chávez a Fidel”, fue la respuesta de uno de ellos.
¡Que madre y yo cotizando! , dijo el tico que madruga y hace fila en la Caja Costarricense del Seguro Social.
¡El caso es que el petróleo se acabará algún día!, le respondió el venezolano al tico.
!Cuando eso ocurra, devuélveme el implante coclear, el marcapasos y tu alma! le replicó el cubano al pana.