Al que fuma se le corta la mano
El primer día de clases de mi maestría en Salud Pública en el Instituto de Salud Carlos III en Madrid hace más de 10 años, su Director reprendió seriamente a los nuevos alumnos acerca de la contradicción entre fumar y ser salubristas de verdad (De hecho para trabajar en la OPS-OMS se requiere no fumar).
Al finalizar sus palabras de bienvenida, inocentemente solicitó que levantaran la mano los que fumaban; nadie lo hizo por supuesto, el que la levantaba se la cortaban.
A la hora del café, el comedor de estudiantes apestaba a tabaco como era de esperar en España durante ese tiempo.
Como en el 1984 de George Orwell no es posible contar con un “Big Brother” que fiscalice, en este caso a quién fuma en lugares donde es prohibido. Las acciones represivas como única o primera forma de intervención y la Salud Pública son esencialmente incompatibles.
La acción policial será exigua pues tampoco hay suficientes recursos. Nos compete a TODOS mediante la firme convicción, empezando por los dueños de locales, que la ley se deba cumplir ya sea mediante la denuncia de su incumplimiento o simplemente no regresando al “chante”.