Un rincón con dignidad animal
Esta sí que es una historia salvaje y bestial.
Jorge es un alegre mono araña que ya no puede regresar a casa. En hora buena. Antes de su ingreso al refugio, un tirano le vestía de bebé hasta que nació un niño de verdad en la familia. A Jorge lo tiraron al patio quien sintiéndose desplazado empezó a reclamar. Entonces le pegaban y lo amarraban.
Elsa perdió su amiga de años hace pocos días, una leona que le perteneció a un expresidente quien allí la abandonó, según cuenta la leyenda. Antes, Elsa vivía en Londres, cerca del Támesis, pero su dueña la lastimaba y mantenía en condiciones que ni un animal soportaría hasta que la BBC reveló toda la verdad. Hoy, espanta moscos sola. Después de todo es una leona afortunada, no todos cruzan el charco para poder contarlo.
Cleto recorre todo el parque con la lengua afuera. No fue culpa de una sopa caliente ni canta una tonta canción de fiesta de niños. Es un venado que recibió un tiro justo en la cara. Ya no será el mismo, pero tuvo mejor suerte que su hermano quien terminó en el horno del cazador.
Con el fin de proteger su identidad Jorge, Elsa y Cleto son los nombres ficticios de los animales de esta crónica que es real, tanto como usted que la está leyendo. Tres animales con historias nada distintas de un puñado de loras, tucanes, patos, tapires, lagartos, avestruces y otra decena de animales que hoy viven librados del yugo opresor, la vanidad y la locura humana.
Todos comparten felices y seguros en un humilde pero decoroso paraíso llamado La Marina, justo a un lado de la carretera que lleva a Aguas Zarcas. Algunos dispuestos a esperar su turno para regresar al bosque y liberar espacio. Otros para jubilarse ahí.
Todo por tres mil colones por persona al ingreso, que es la única fuente de financiamiento de este salvaje olimpo.
Jorge es un alegre mono araña que ya no puede regresar a casa. En hora buena. Antes de su ingreso al refugio, un tirano le vestía de bebé hasta que nació un niño de verdad en la familia. A Jorge lo tiraron al patio quien sintiéndose desplazado empezó a reclamar. Entonces le pegaban y lo amarraban.
Elsa perdió su amiga de años hace pocos días, una leona que le perteneció a un expresidente quien allí la abandonó, según cuenta la leyenda. Antes, Elsa vivía en Londres, cerca del Támesis, pero su dueña la lastimaba y mantenía en condiciones que ni un animal soportaría hasta que la BBC reveló toda la verdad. Hoy, espanta moscos sola. Después de todo es una leona afortunada, no todos cruzan el charco para poder contarlo.
Cleto recorre todo el parque con la lengua afuera. No fue culpa de una sopa caliente ni canta una tonta canción de fiesta de niños. Es un venado que recibió un tiro justo en la cara. Ya no será el mismo, pero tuvo mejor suerte que su hermano quien terminó en el horno del cazador.
Con el fin de proteger su identidad Jorge, Elsa y Cleto son los nombres ficticios de los animales de esta crónica que es real, tanto como usted que la está leyendo. Tres animales con historias nada distintas de un puñado de loras, tucanes, patos, tapires, lagartos, avestruces y otra decena de animales que hoy viven librados del yugo opresor, la vanidad y la locura humana.
Todos comparten felices y seguros en un humilde pero decoroso paraíso llamado La Marina, justo a un lado de la carretera que lleva a Aguas Zarcas. Algunos dispuestos a esperar su turno para regresar al bosque y liberar espacio. Otros para jubilarse ahí.
Todo por tres mil colones por persona al ingreso, que es la única fuente de financiamiento de este salvaje olimpo.