No son todos los que están, ni están todos los que son
Durante la época de la esclavitud de personas afrodescendientes en los Estados Unidos en el siglo antepasado, muchos del sur se fueron al norte a apoyar el abolicionismo y muchos del norte se fueron al sur para convertirse en esclavistas.
Albúmina evidencia de que, de la sopa de letras que somos los grupos humanos, nunca salen palabras completas. La obra por escribir remata cuando todos los platos servidos a la mesa están.
Esto es veredicto de que no todos tienen la última ni única verdad. De que por pertenecer a un grupo no se piensa como él. Por ejemplo, el Arzobispo Desmond Tutu, líder religioso católico de Sudafrica defiende la homosexualidad. Tal vez sea encargo de quien lidera y es vocero de la tropa.
Axioma de que los conjuntos humanos no son químicamente puros.
Los hay y con muchos casos, por ejemplo, están aquellos católicos que quieren el Estado laico, y están aquellos laicos que no quieren esta forma de Estado.
Todo esto guarda relación con la libertad. El sociólogo estadounidense, Talkott Parsons (1902- 1979) lo señaló como notoria claridad. En todo esto la libertad y la voluntad son determinantes. Sin embargo, sucede que los actores no son totalmente libres de hacer sus selecciones. El concepto de voluntarismo implica una mente, una conciencia, e individuos que toman decisiones informadas.
¿Lo somos?
En cualquier caso, para sacar adelante una nación, lejos de ver al otro grupo como enemigo, como amenaza o como el culpable de lo que sucede, en realidad deberíamos intentar negociar, convencer y porqué no, cambiar la opinión del otro cuando ello es necesario y posible con el objeto de proteger intereses superiores como la dignidad humana, los derechos humanos y la protección del ambiente, por ejemplo.
Abraham Lincoln no culpaba a los esclavistas de pensar y actuar como lo hicieron, ellos tenían razones, erradas claro está, pero las tenían. Culpaba, por el contrario, a aquellos que no hacían nada por cambiar el rumbo o aquellos que elegían armas ilegítimas para hacerlo.
Para ello se ocupa de líder, un verdadero líder.
Así las cosas, como Mandela, Lincoln, Gandhi y otros muchos más, cuando un conjunto oprime al otro, cuando lo explota y lo corrompe, le niega sus derechos, lo primero es no lanzar al que piensa diferente al otro lado del rio, sino contar con él como otro más como usted y yo que, en medio del caudal, corre igualmente el mismo riesgo de ser arrasado hacia el despeñadero.
Cualquier sociedad debe poder tener la virtud de adaptarse a las nuevas necesidades, debe alcanzar metas esenciales, está obligada a estar siempre motivada y sobre todo, debe estar siempre unida e íntimamente integrada con todas sus distintas partes constituyentes.
Ningún aspiración social se alcanza en el ostracismo.