La inmortalidad de los Imperios

Cuenta mi entrañable amigo, el Dr. Antonio Piga, de la Universidad de Alcalá de Henares, que cuando murió Franco, él y su padre embalsamaron en secreto el cadáver del dictador dos días justo antes de que se comunicara a los españoles de su muerte.
Había que hacerle al hombre algunos arreglitos, no solo para que el señor quedara bien bonito, sino para preparar la transición hacia la Democracia, que vino tiempo después.
Y si por estas cosas de la vida, si a Vadlímir Putin o a Donald Trump se les ocurriera lo mismo que a Lenin: ser conservados por siempre en un mausoleo para ser venerados en su inmortalidad.
¿A cuál de los dos mausoleos usted visitaría, si tuviera la obligación que elegir por alguno?