Empatía delictiva y algo más

Creo que todos estamos de acuerdo en que a veces hay que “pensar como el abogado del diablo”.
Una vez, una amiga fue más allá y me dijo que hay que pensar como los ladrones: “Vos te parás en frente de tu casa y pensás por dónde te meterías a robarla.”
¿Lo ha pensado usted?, lo cierto del caso es que para quienes no estamos muy familiarizados con el crimen, la sorpresa viene cuando nos asaltan y es cuando uno se arrepiente del propio descuido o el exceso de confianza.
Reconozcámoslo, somos descuidados y ellos andan por la calle detrás del distraído.
Hace varios años, tuve un improvisado guardaespaldas. “Pinito” era su alias, el guarda del Ministerio de Justicia que trabajó por años en “La Peni”.
“Pinito” a veces nos acompañaba a hacer “mandados a Chepe”.
Una vez en la Plaza de la Democracia me dijo: “cuidado licenciado con esos dos que vienen de frente”. “¿Por qué?”, pregunté. “Diay, se les nota por la forma en que miran” fue lo que me dijo.
En dos palabras, además de empatía delictiva hay que tener ojo clínico.