Maestros a prueba
Una vez, hace unas cuantas décadas, estaban reunidos todos los maestros de la Escuela Joaquín García Monge para recibir una capacitación con el fin de mejorar la forma de preparar evaluaciones para sus alumnos
En seguida, se le entregó a cada maestro una prueba con cien preguntas. Se les dio un tiempo determinado para contestar. De inmediato, todos quedaron abrumados por la cantidad de preguntas y por la profundidad de algunas de ellas. Muchas sin conocer su respuesta, desde geografía universal, historia nacional, operaciones matemáticas, ciencias, ejercicios de gramática y conocimientos de literatura.
¿Cuá es el rio más largo del mundo?, ¿Cuáles son los números primos?, ¿Cuáles son las reglas del diptongo?, ¿Quién escribió El Moto? , ¿Qué es fotosíntesis? eran algunas de ellas.
La faena tremenda, las manos sudaban, todo justo en frente de los evaluadores del Ministerio de Educación.
Google se hubiera encargado de todo hoy.
La crisis llegó a tal punto que se constituyeron grupos de maestros para poder responder a las trivias, hasta que llegaron a la número 100, la cual indicaba lo siguiente: “No conteste ninguna de esta preguntas.”
Algunas lecciones cabe señalar a partir de esta anécdota. Sobre todo, la que más se presenta en frente de nuestros ojos. Al evaluar estudiantes, solicíteles leer primero todo el examen y ofrézcales un espacio para responder dudas, antes de responder el examen.
Pero no se crea que esto le sucede solo a los maestros.
¿Lee usted bien la etiqueta de los alimentos antes de consumirlos?,
¿Lee usted las instrucciones y las precauciones del nuevo aparato electrónico que acaba de comprar antes de enchufarlo?
¿Leemos los programas de gobierno antes de votar por un candidato presidencial ?.
En seguida, se le entregó a cada maestro una prueba con cien preguntas. Se les dio un tiempo determinado para contestar. De inmediato, todos quedaron abrumados por la cantidad de preguntas y por la profundidad de algunas de ellas. Muchas sin conocer su respuesta, desde geografía universal, historia nacional, operaciones matemáticas, ciencias, ejercicios de gramática y conocimientos de literatura.
¿Cuá es el rio más largo del mundo?, ¿Cuáles son los números primos?, ¿Cuáles son las reglas del diptongo?, ¿Quién escribió El Moto? , ¿Qué es fotosíntesis? eran algunas de ellas.
La faena tremenda, las manos sudaban, todo justo en frente de los evaluadores del Ministerio de Educación.
Google se hubiera encargado de todo hoy.
La crisis llegó a tal punto que se constituyeron grupos de maestros para poder responder a las trivias, hasta que llegaron a la número 100, la cual indicaba lo siguiente: “No conteste ninguna de esta preguntas.”
Algunas lecciones cabe señalar a partir de esta anécdota. Sobre todo, la que más se presenta en frente de nuestros ojos. Al evaluar estudiantes, solicíteles leer primero todo el examen y ofrézcales un espacio para responder dudas, antes de responder el examen.
Pero no se crea que esto le sucede solo a los maestros.
¿Lee usted bien la etiqueta de los alimentos antes de consumirlos?,
¿Lee usted las instrucciones y las precauciones del nuevo aparato electrónico que acaba de comprar antes de enchufarlo?
¿Leemos los programas de gobierno antes de votar por un candidato presidencial ?.