¿Cuáles tiempos fueron mejores?
Se dice por ahi que nuestros abuelos, los que sobrevivieron a los virus y las bacterias, tenían mejor calidad de vida. No estaban expuestos a malos hábitos, comían mejor, no tenían una vida sedentaria, no estaban expuestos a agroquímicos, humo y otros males del siglo XXI como el stress, que ni se conocía la palabra.
Sin embargo, no tenían acceso a servicios de detección temprana de enfermedades como el cáncer, la hipertensión o la diabetes.
Expectativa de vida con calidad. Se dice también que las personas de hoy, a pesar de que estamos viviendo más años, tenemos peor calidad de vida que nuestros abuelos pues nos alimentamos mal, se duerme mal, estamos expuestos a un constante stress entre otros malos estilos y prácticas de vida moderna como la violencia, pero a cambio tenemos disponibilidad de los servicios de detección temprana de enfermedades por medio de exámenes de rutina y ferias de salud por ejemplo más tratamientos modernos y efectivos.
Por su supuesto que hablo por Costa Rica.
La pregunta es: ¿Cuáles tiempos fueron mejores? Me parece que ninguno.
Lo ideal es tener estilos de vida saludables como practicar deporte más servicios del primer nivel de atención como vacunación y agua potable ( atencion primaria) combinado con un acceso real a la detección temprana de enfermedades (atención secundaria), más tratamiento efectivo y oportuno cuando la enfermedad ha aparecido (atención terciaria), junto con el aporte del resto de la sociedad para lograr un determinado estado de salud.
Por otra parte, a nivel de prestaciones sanitarias, el primer tipo de atención le corresponde basicamente a la Caja Costarricense de Seguro Social, junto con un centenar de instituciones como Acueductos y Alcantarillados, el Ministerio de Educación, el de Salud y las Municipalidades por ejemplo, mientras que para el segundo y la tercer nivel los responsables son más contados: la Caja Costarricense de Seguro Social, el sector médico privado, la industria farmacéutica. No debe perderse de vista el aporte del sector privado como la industria alimentaria, por ejemplo.
Lamentablemente con largas listas de espera en la Seguridad Social para una citología o una cirugía la pregunta que surge es: ¿será ético diagnosticar a tiempo –cuando ello es posible- sin ofrecer un tratamiento oportuno?
A fin de cuentas, para algunos el resultado puede ser el mismo que el de nuestros abuelos: de pronto caer muerto en medio del cafetal.