Vitrinas musicales
Había visto “rockolas” de videos musicales en Londres, bares con aviones en el cielo raso cuyas hélices distribuían el humo de drogas blandas por todo el reciento en Ginebra, un pequeño tren que circulaba por todo el bar distribuyendo copas para sus clientes en Nueva York, estridentes discotecas de música tecno cuyos adolescentes participan en bailes inconfesables en Estrasburgo, sofisticados shows guys en Boston y en Madrid, hasta un espectacular y pesado bar heavy metal en Ámsterdam.
Pero nunca había visto una avenida repleta de bares con bandas con música en vivo que podían ser vistas desde la acera.
Esto ocurre en Nashville, Tennessee, el Hollywood musical de los Estados Unidos. Sobre la Avenida Broadway, las bandas postradas sobre las vitrinas invitan a los transeúntes a pasar.
Luego de una breve caminata, el cliente elige aquella que más se ajusta a su gusto musical. Cuando uno entra y si la banda es buena, hay que buscar sitio justo al final del bar.
Esa noche elegí a unos rockeros tipo Bon Jovi. Una noche de esas que no se pueden contar.
Se imagina usted estas tarimas en San José. El adoquinado sería intransitable, una verdadera gramilla de oyentes de “a tenkiu”.