Es posible un mejor mundo
Los juegos de pólvora causan enorme contaminación sónica, asustan a morir a bebés, ancianos y enfermos, así como a los animales, sobre todo a cientos de pichones que, despavoridos, pierden su nido. Pero lo peor son las marcas imborrables en los niños víctimas del fuego.
Con ocasión de los 702 años de la constitución de la Confederación Helvética, precisamente en el Lago Lemán de Ginebra, Suiza tuve el agrado de presenciar un juego de pólvora como cualquier otro.
Pero luego se sumó un espectáculo único: al son de las bellas tonadas de Vangelis, un juego de rayos láser multicolor iluminó el oscuro cielo, mientras se miraba reflejado sobre las tranquilas aguas del lago.
Aunque el espectáculo no es reproducible en su totalidad y, si de verdad nos creemos el cuento chino de la suiza centroamericana, empecemos por imitar este bello y sano espectáculo.
¿Cómo financiarlo? De todo lo que nos ahorraríamos en gastos hospitalarios por atención a los niños quemados y de las pérdidas por discapacidad que quedan por siempre.
Podría ser en el Lago de la Sabana armonizando con la bella música de Editus. Luego en cada plaza y parque, que cada municipio elija la música que bailarán sus láser.