Más allá del Muñeco de San Antonio

Cuenta la historia que eran cuatro figuras de hierro: un agricultor, un carpintero, un albañil y un herrero.
Con estas cuatro figuras participó Costa Rica en una feria mundial en Paris, allá por el 1892 para supuestamente representar a los costarricenses.
Al finalizar la feria, las estatuas, fabricadas en Europa, fueron embarcadas hacia Costa Rica. Luego fueron trasladadas a la Escuela de Artes y Oficios y guardadas en una bodega, hasta que en este lugar se inició la construcción de lo que hoy es el Ministerio de Obras Públicas y Transporte, en Plaza González Víquez.
Variados relatos narran versiones distintas de lo sucedió luego, pero una verosímil narración cuenta que fueron trasladados, primero al parque de Desamparados y luego al de San Antonio.
El destino de tres de ellos no está claro. Se dice que dos fueron fundidos y otro vive en una casa de Curridabat.
Actualmente, frente al parque de San Antonio de Desamparados permanece de pie mirando al oeste, el herrero.
Este relato viene a cuentas del siguiente desafío.
Supongamos que hoy nos solicitan llevar a una feria mundial cuatro figuras de metal que más o menos den cuenta de los habitantes de Costa Rica. Con toda seguridad, habría que considerar algunas cuestiones que antiguamente no eran tomadas en cuenta.
Primero, habría de tener paridad de género. Uno de ellos podría ser un gay ¿ por qué no?
En seguida la diversidad atarea. Luego su origen étnico y nacionalidad. Casi para concluir las profesiones u oficios.
Lo último, las clases sociales.
En realidad, la tarea es bien espinosa por los estereotipos que nos dominan, la resistencia al cambio de los paradigmas, y sobre todo por la innata y vanidosa actitud humana de vender su mejor imagen y ocultar otra ante los demás, pero supóngase la siguiente propuesta de estatuillas:
1. Una hermosa niña afrodescendiente que con cuadernos en mano va camino a una escuela pública de Limón por las mañana, mientras trabaja de servidora doméstica en una casa por la tardes para apoyar a su madre.
2. Una joven mujer con un bello delantal que es cocinera de un restaurante en San Isidro del General y que por las noches es trabajadora sexual.
3. Un hombre adulto gay y rico que maneja su propia y prestigiosa empresa de turismo en San Carlos, generando trabajo para un importante grupo de habitantes de la ciudad.
4. Un canoso nicaragüense, necesitado y vendedor informal de la Avenida Segunda que con esperanza hace fila en su Embajada para poner en regla sus papeles.
Supóngase ahora el año 2135, con el mayor de los desafíos de esta prueba, debiendo elegir cuáles serían las dos estatuillas fundidas ( es decir las que se quieren desaparecer para que nadie vea), cuál estaría en una colección privada (la que solo unos cuantos quieren ver) y cuál habría resistido la prueba del tiempo como para estar en frente de un parque (la que todos quieren ver).
En realidad no hay que esperar tanto. Desechamos, visibilizamos e invisibilizamos personas con un triste y cotidiano patrón utilitarista pretendiendo reflejar una imagen que como personas y como nación queremos aspirar.
¿Habrá sido esta la suerte del agricultor, del albañil y del carpintero … quedando solo vivo el herrero como pretensión del progreso que trae la industrialización?