Enigmas, misterios y sorpresas
Y Sadam Husein. ¿De verdad tuvo armas químicas o fueron unos tarros de pintura?
“La inteligencia militar es una contradicción en sus términos” dijo Groucho Marx una vez.
Cuando las noticias nos relatan los desconsolados y terribles episodios de la muerte de millares de personas en Siria, uno se pregunta: ¿quién cometió ese terrible atentado?, ¿cómo pudo alguien tan desalmado acabar con la vida de todos esos inocentes niños?, ¿habrá sido el gobierno Sirio?, ¿se justifica la acción militar?
Grehory Treverton, un reconocido experto en servicios de inteligencia, ha hecho una diferencia fundamental entre misterio y enigma. Todo gira en torno a la cantidad y calidad de información con la que se cuenta, de la habilidad de obtenerla o de la astucia de quienes la buscan.
Resulta que ante un enigma no se tiene suficiente información y el éxito de su revelación depende de lo que nos cuentan los otros, por ejemplo el caso de Bin Laden. Dónde estaba el terrorista dependía de que alguien lo contara, una garganta profunda como Watergate. La energía y la persistencia deben ser las características de los investigadores de enigmas.
Los misterios, por el contrario, dependen de la habilidad del oyente. La experiencia y la perspicacia son las virtudes de los reveladores de los misterios. Por ejemplo, el afamado caso del desfalco de Enron, empresa que proveia datos por toneladas que eran ciertos hasta cierto punto según algunos convencionalismos contables y financieros. El caso era que lo importante por saber, nadie lo preguntó y por ende la compañia nunca lo informó, hasta que alguien encontró el pequeño detalle.
Así, durante la segunda Guerra Mundial por ejemplo, el brillante espionaje británico logró descifrar desde códigos secretos de estrategia militar alemana, hasta verdades falsas y falsas verdades de la propaganda nazi.
No solo en la guerra. Todos los días nos enfrentamos a enigmas y misterios.
El caso es que no hacemos las preguntas correctas y el emisor cuenta lo que le conviene o, no sabemos escuchar el mensaje y tanto en un caso como en otro, suceden cosas todos los días que la prensa revela y nosotros sorprendimos nos preguntamos: ¿pero cómo, si parecía tan decente, todos los días saludaba por la mañana y era voluntario de la comunidad?
¿Todavía cree que la información es poder?
“La inteligencia militar es una contradicción en sus términos” dijo Groucho Marx una vez.
Cuando las noticias nos relatan los desconsolados y terribles episodios de la muerte de millares de personas en Siria, uno se pregunta: ¿quién cometió ese terrible atentado?, ¿cómo pudo alguien tan desalmado acabar con la vida de todos esos inocentes niños?, ¿habrá sido el gobierno Sirio?, ¿se justifica la acción militar?
Grehory Treverton, un reconocido experto en servicios de inteligencia, ha hecho una diferencia fundamental entre misterio y enigma. Todo gira en torno a la cantidad y calidad de información con la que se cuenta, de la habilidad de obtenerla o de la astucia de quienes la buscan.
Resulta que ante un enigma no se tiene suficiente información y el éxito de su revelación depende de lo que nos cuentan los otros, por ejemplo el caso de Bin Laden. Dónde estaba el terrorista dependía de que alguien lo contara, una garganta profunda como Watergate. La energía y la persistencia deben ser las características de los investigadores de enigmas.
Los misterios, por el contrario, dependen de la habilidad del oyente. La experiencia y la perspicacia son las virtudes de los reveladores de los misterios. Por ejemplo, el afamado caso del desfalco de Enron, empresa que proveia datos por toneladas que eran ciertos hasta cierto punto según algunos convencionalismos contables y financieros. El caso era que lo importante por saber, nadie lo preguntó y por ende la compañia nunca lo informó, hasta que alguien encontró el pequeño detalle.
Así, durante la segunda Guerra Mundial por ejemplo, el brillante espionaje británico logró descifrar desde códigos secretos de estrategia militar alemana, hasta verdades falsas y falsas verdades de la propaganda nazi.
No solo en la guerra. Todos los días nos enfrentamos a enigmas y misterios.
El caso es que no hacemos las preguntas correctas y el emisor cuenta lo que le conviene o, no sabemos escuchar el mensaje y tanto en un caso como en otro, suceden cosas todos los días que la prensa revela y nosotros sorprendimos nos preguntamos: ¿pero cómo, si parecía tan decente, todos los días saludaba por la mañana y era voluntario de la comunidad?
¿Todavía cree que la información es poder?