Tribuna del idioma parte 5
Frida Kahlo dijo una vez: "¿ Se pueden inventar verbos? quiero decirte uno: yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida."
Una de estas tardes de desenfrenado chiflón, mi hija me sorprendió con una arma de juguete que le apareció en una piñata y me dijo: - papito, te voy a pistolar-.
Como era de esperar, según dicta la tradición del juego de ladrones y policías, enseguida lancé una de mis manos al pecho alcanzando a gritar mi último aullido: - oh no , me han pistolado.-
Luego de resucitar y mientras retomaba mis domiciliares encargos, me quedé echándole pensamiento a este nuevo verbo, el de “pistolar”.
Y así fue como emprendí la diversión.
Empecé a conjugarlo y pensé: “yo pistolo”, “vos pistolás”, “nosotros pistolamos”. Luego especulé sobre los titulares de los diarios: “Tres personas pistoladas en asalto bancario”, “Las pandillas de Calle Fallas pistolean a tres por drogas” y “Abogada no tiene ninguna duda de que Nisman fue pistolado”.
De seguido pensé en los libros de historia: “Abraham Lincoln fue pistolado en el Teatro Ford”, “Kennedy fue pistolado mientras circulaba en el coche presidencial en la Plaza Deale”.
O en el cine con los títulos de películas como “Duro de Pistolar”, “Otro Día para Pistolar” o “Licencia para Pistolar”, así como con sus más célebres libretos como el de Corleone: “Tom, me sorprendes. Si hay algo seguro en esta vida, si la historia nos ha enseñado algo, es que se puede pistolar a cualquiera”.
Y lo mejor de este letal verbo es que ya tendría resuelta la cuestión del lenguaje inclusivo con todos los pistoleros y pistoleras que a diario nos acechan.
Sin más profundidad, esto es a lo que yo llamo pistolar el tiempo.