Código de vestimenta profesional y poder
Con Isabella el Día del Padre. Junio de 2012
Tuve que confesarle al Dr. Fred Mettler, del Organismo Internacional de Energía Atómica, que no tenía una gabacha para él el día que fuimos al Departamento de Medicina Legal del Poder Judicial para evaluar las autopsias de los pacientes sobreirradiados ya fallecidos.
Su respuesta fue tan espontánea como interesante. ¿Lo notarían los muertos? fue lo que me dijo.
En dos palabras, de tratarse de pacientes vivos, la gabacha cobraría sentido.
Este episodio siempre me ha puesto a reflexionar acerca del efecto sobre las personas que tiene el dress code de los profesionales. Es cierto que el código de vestimenta profesional es importante y que una persona correctamente vestida es la mejor carta de presentación que puede tener. A pesar de que la manera de vestirse debe ser coherente con la función que tenemos y que ciertas prendas cumplen una función importante, de alguna manera los códigos de vestimenta profesional ayudan a componer la imagen que deseamos conquistar frente a los demás.
¿Es la blanca bata médica, además de un reservorio de microrganismos cuando se usa mal según algunos estudios, un signo externo que impone una pauta entre médico y paciente?
Lo mismo habría que preguntarse de la corbata del abogado o el juez, por poner otro ejemplo.
La corbata, que tiene una larga historia y tradición fue un signo de distinción de la burguesía y del sistema republicano. Señalan estudios sociológicos que esta prenda lleva el mensaje implícito de estar muy por encima de los demás y por tanto su portador es alguien a quién se debe respetar y hasta incluso obedecer.
Pero, veámoslo desde la otra acera. ¿Cómo se ha sentido usted cuando el médico le atiende sin gabacha o el abogado sin corbata? En el fondo, nada debería cambiar.
Desde mi punto de vista, la gabacha y la corbata son percibidas por las personas como un mensaje de jerarquías e imposición de respecto, sobre todo cuando se cumplen servicios sociales con ciertos grupos de población. Ni hablar si a la corbata se le suma un saco.
Con esto, no defiendo la falta de presentación personal, de decoro y de respeto, así como tampoco la chompa de Evo Morales ni el “chonete” de Manuel Zelaya.
Yo acostumbro usar la corbata solo con los de mi tamaño.