Impacto diferenciado
¿Porqué unas personas están sanas y otras no?
Por una cuestión de oportunidades.
Oportunidad de nacer en una nación libre o en una que restringe las libertades. La oportunidad de nacer en un país de paz o en uno de guerra. La oportunidad de contar con un servicio básico de agua para consumo humano o en otro que no. Oportunidad de contar con un adecuado sistema de seguridad social o en otro país que no lo tenga. La oportunidad de contar con fuentes de trabajo, vivienda y educación o en un país que no garantice ninguno de las anteriores. Oportunidad de gozar de un país que respete los derechos humanos de uno que no lo hace.
Así, sucesiva pero lamentablemente, dependiendo del acceso a las oportunidades a los determinantes de la salud así será el nivel de salud de una población.
Más fácil aun: los que se vacunan de los que no se vacunan, los que fuman de los que no fuman o, los que tienen prácticas sexuales seguras de los que no.
Y como si esto fuera poco, la Sala Constitucional añade más abismos entre unos y otros, pues en adelante habrá niños y jóvenes de cuyos padres dependerá que puedan recibir educación sexual.
A esto se le llama impacto diferenciado en salud pública, el cual es inaceptable. El tiempo se encargará de darme la razón o desmentirme. Basta con seguir y comparar las dos cohortes (o grupos) de niños y adolescentes por varios años, digamos 10 años: los que recibieron educación sexual de los que no.
Con esta decisión de la Sala, la suerte de los niños depende de que la cigüeña los deje caer en una familia cuyos padres permitan la educación sexual en las aulas.
La salud abandonada a la suerte, como si esto fuera un casino sanitario.