El último reloj
-Corre Allan- dijo Abdalá Kurdi, su padre -que la patera está por partir-
-Papá, volveremos a Siria? - No lo creo- Con certeza respondió Abdalá.
Pero justo antes de partir, la abuela que sabe que no sobrevivirá a la travesía, desesperadamente detuvo la marcha de la barca.
-Toma este reloj hijo- le dijo la anciana a Allan. - Fue del abuelo- presérvalo con sigilo que no solo te dará suerte sino que marcará el final de todo esta infelicidad.
De camino mil veces Allan preguntó una y otras vez lo mismo.
-Papá, podremos visitar al Papa? -No lo sé hijo- dijo el padre
-Papá, podremos ver jugar el Real Madrid en vivo? -No lo sé hijo-
-Papá, podremos ir a Disney, dicen que hay uno Paris?- No lo sé hijo-
El reloj de la abuela marcaba cerca de la media noche cuando la embarcación sobre la isla griega de Kos colapsó.
Todos cayeron al agua. Abdalá intentó sujetar fuerte a los chicos, pero resbalaron todos como peces fuera del agua.
Era una noche oscura, la desafortunada tripulación no contó ni con la suerte de la luna llena.
Allan apareció impasible a la mañana siguiente tendido boca abajo mientras el reloj del abuelo, sujetado en su mano y perdido de arena marcaba las seis.
Alguien por ahí dijo: - este fue el último reloj, se le terminó el tiempo a la humanidad.