Sobreirradiados. Primera parte
El caso de sobreirradiación en el Servicio de Radioterapia del Hospital San Juan de Dios ocurrió en 1996 con 117 pacientes afectados.
Varios meses después, como funcionario de la Defensoría de los Habitantes y junto con una psicóloga del Ministerio de Educación iniciamos la tarea de establecer la magnitud del daño moral ocasionado a estos pacientes para efectos de indemnización.
Un día, fuimos a la casa de una señora muy mayor que vivía en Escazú.
En el portón de la casa nos recibió la nieta quien sigilosamente nos dijo: “por favor no le digan a la abuela que ella tiene cáncer”.
Quedamos pasmados pues que un sobrerriadiado no supiera que tenía cáncer, era como que una mujer al momento del parto no supiera que estaba embarazada.
La sorpresa llegó cuando la abuela nos dijo en secreto: “no le digan a mi nieta que yo tengo cáncer.”