Los onces cuentos
Érase una vez una niña que, jugando en el jardín del parque de su ciudad, tropezó repentinamente con un libro perdido. Sorprendida por el hallazgo, echó un vistazo a un lado y al otro, como para advertir si alguien la miraba. Intrigada con descubrir que se trataba de una obra anónima, decidió averiguar los secretos de este enigmático descubrimiento . Se trataba de una colección de once cuentos, cortos todos ellos, pero cada uno más seductor que el otro.
Así fue como la niña decidió empezar con el primer cuento que relataba las aventuras de un par de locas estrellas fugaces que escapándose juntas de su órbita decidieron abandonar su galaxia.
El segundo cuento titulado “El anillo” trataba de cómo una joya real unió un reinado.
Encantada con el segundo relato emprendió la tarea con el tercero el cual llevaba por nombre “Las dos mariposas “ que cautivó a la niña al saber de las peripecias de un par de traviesos gusanos que en la búsqueda de un hogar tuvieron que atravesar hondas metamorfosis.
En seguida, el cuarto relato trataba de un alegre niño que intentaba sus primeros pasos con tropiezos hasta que al fin logra ponerse de pie al descubrir que un juguetón perro le bajaba los pantalones.
El quinto relato espantó a la niña, trataba de un viejo ogro que en el bosque pidió a la bruja crear un embrujo para alejar a los niños que jugaban en el bosque.
En el sexto, el ogro reencarnó en una plaga dispuesta a vengar su muerte.
Pero todo cambio en el séptimo cuento cuando una planta con una cautivadora y bella flor carmesí nace a pesar de las amenazas de la perversa plaga.
El octavo cuento se ocupó de rememorar el paso y los retos de unas aves migrantes por tierras y mares lejanos en su incasable búsqueda de alimento y calor.
Luego la niña, ya cerca del final del libro descubrió en el siguiente cuento las maravillas de un cocinero jugando a las mejores recetas mientras saboreaba el más gustoso vino.
Luego tocó el turno al décimo relato, en este la niña era la protagonista del cuento porque trataba de una chica leyendo un libro perdido. Ella de nuevo miró sobresaltada a su alrededor; un tanto asustada caviló en detener la lectura. – Soy valiente - se dijo a si misma y apresuró sus páginas para empezar pronto con el último cuento.
En este cuento, sus padres le narraban a su hija en un libro de cuentos de cómo ese par de estrellas fugaces fueron ellos dos, del día en que se comprometieron y casaron, de cómo ese niño que empezaba a caminar era su matrimonio, de cómo ese ogro, esa bruja y esa plaga representaron las amenazas de la joven familia, que esa bella planta y su flor eran ella misma, y que esas migrantes aves serían ellos tres juntos por el mundo en la búsqueda de una aventura distinta. Finalmente, ese loco cocinero representaba a su familia probando y experimentando las más locas, sabrosas y desafiantes recetas para la vida.
La niña , resuelta con la lección aprendida, tomó el libro en sus brazos y corrió de prisa a su casa al recordar que ese mismo día , casualmente, soplaría once candelitas en su pastel de cumpleaños.