Sombrío empalme electoral
Acostumbrados a escuchar que los niños mueren por accidentes de tránsito o en manos de siniestros padres, el fallecimiento de un menor de edad a cargo de una serpiente no sólo arruga al corazón, sino que nos restriega en la cara la triste verdad de que este tipo de muertes serían previsibles si se actuara a tiempo y se sobre todo, si se contara con un centro de salud accesible.
Vecino de Volcancito en el Valle de la Estrella, este fue el caso del niño de 10 años quien llegó en brazos de sus padres al centro de salud más cercano en una hamaca tres horas después de haber sido atacado por una terciopelo.
Ni siquiera tenían caballo como en la “Bocarará” de Carlos Salazar Herrera. Afortunado cuento que tuvo otro final.
Por otra parte, ya está documentado en este país que existen personas que, al menos una día a la semana, lo pasan sin probar bocado; lo cual contrasta, de forma dramática con los escándalos políticos servidos con corrupción como plato fuerte de todos días.
Caldo de cultivo para el polulismo que resulta cuando la pobreza y la desigualdad social se empalman con la fermentación política.