Bibliotecas y mentiras
La forma más efectiva de asegurar la dominación de un grupo es destruyendo sus bibliotecas. Cuentan muchos como el astrónomo Carl Sagan que nunca habrá otra como la Biblioteca de Alejandría donde hubo no solo manuscritos del mundo entero sino de todo el pensamiento y quehacer humano.
Posiblemente los mayas hace 500 años y los judíos no hace mucho tristemente atestiguaron convertir en cenizas y escombros otra extraordinaria colección de conocimiento.
En cualquier caso, una verdadera biblioteca es universal no por los títulos que contenga sino por la variedad que integra. Por esto, no creo que la del Congreso de los Estados Unidos sea la más completa, tampoco la del Vaticano.
En mi caso, teniendo claro que mienten tanto Bush como Castro, desde hace mucho me he montado una modesta colección de intelectuales y analistas de todos los lados. Guerrilleros, condenados, religiosos, periodistas, socialistas, libertadores y emprendedores capitalistas. Desde el afanoso y vehemente Oppenheimer hasta el sagaz y perspicaz Eduardo Galeano, pasando por Ted Turnner, Saramago, Constatino Lascaris, Joaquín Gutiérrez, Dalay Lama, el Papa Francisco y Mandela entre otros.
Todo esto con el fin de contar con todos los puntos de vista, quizá no ya para descubrir la verdad -que nunca descifraré y de la cual yo tampoco tengo su monopolio- sino para intentar alcanzar la aspiración de contar con una visión del cosmos, pluralista e integradora que me permita amalgamar una modesta fusión química de conocimientos sobre la vida, que nunca acabará y que posiblemente sea camaleónica.
Con todo esto de las actuales elecciones políticas, un día de estos un enérgico joven me dijo que Pinochet fue comunista. En todo lado se cuecen habas, dijo Cervantes, y como nada es químicamente puro, con absoluta certeza como él hay en otras direcciones.
La única manera de obtener conocimiento y acercase al pensamiento de cuanta cosa ocurre en este planeta es mediante las bibliotecas y sus caseros, los libros. Pero, recuérdese que la empresa Enron no mintió, solo informó lo que se le preguntó, por esto no basta con leer, habrá que saber qué leer, luego desconfiar y retar, contrastar y verificar y luego votar.
La forma más efectiva de asegurar la dominación de un grupo es destruyendo sus bibliotecas. Cuentan muchos como el astrónomo Carl Sagan que nunca habrá otra como la Biblioteca de Alejandría donde hubo no solo manuscritos del mundo entero sino de todo el pensamiento y quehacer humano.
Posiblemente los mayas hace 500 años y los judíos no hace mucho tristemente atestiguaron convertir en cenizas y escombros otra extraordinaria colección de conocimiento.
En cualquier caso, una verdadera biblioteca es universal no por los títulos que contenga sino por la variedad que integra. Por esto, no creo que la del Congreso de los Estados Unidos sea la más completa, tampoco la del Vaticano.
En mi caso, teniendo claro que mienten tanto Bush como Castro, desde hace mucho me he montado una modesta colección de intelectuales y analistas de todos los lados. Guerrilleros, condenados, religiosos, periodistas, socialistas, libertadores y emprendedores capitalistas. Desde el afanoso y vehemente Oppenheimer hasta el sagaz y perspicaz Eduardo Galeano, pasando por Ted Turnner, Saramago, Constatino Lascaris, Joaquín Gutiérrez, Dalay Lama, el Papa Francisco y Mandela entre otros.
Todo esto con el fin de contar con todos los puntos de vista, quizá no ya para descubrir la verdad -que nunca descifraré y de la cual yo tampoco tengo su monopolio- sino para intentar alcanzar la aspiración de contar con una visión del cosmos, pluralista e integradora que me permita amalgamar una modesta fusión química de conocimientos sobre la vida, que nunca acabará y que posiblemente sea camaleónica.
Con todo esto de las actuales elecciones políticas, un día de estos un enérgico joven me dijo que Pinochet fue comunista. En todo lado se cuecen habas, dijo Cervantes, y como nada es químicamente puro, con absoluta certeza como él hay en otras direcciones.
La única manera de obtener conocimiento y acercase al pensamiento de cuanta cosa ocurre en este planeta es mediante las bibliotecas y sus caseros, los libros. Pero, recuérdese que la empresa Enron no mintió, solo informó lo que se le preguntó, por esto no basta con leer, habrá que saber qué leer, luego desconfiar y retar, contrastar y verificar y luego votar.