Reflexiones sobre vulnerabilidad
Nos creemos inmortales. Los memes y la chota del huracán ya acabaron.
Hoy solo llueven culpas. Como espectadores de un partido empezamos a atribuirlas al árbitro o al entrenador. La psicología social lo llama error fundamental de atribución, es decir echarle la culpa a las personas de lo malo que nos pasa y no a las circunstancias o el entorno. Cuando algo malo le pasa a otros es culpa de los otros, cuando nos pasa a nosotros la culpa es el del entorno. Por ejemplo, si mi compañero reprueba el examen es porque es vago o tonto, si yo repruebo es porque el examen estaba mal confeccionado.
Este es el sesgo del autoservicio que consiste en atribuir lo bueno a mis acciones pero lo malo a factores externos.
Este optimismo de que todo va a estar bien para mi porque las cosas malas solo le pasan a los demás, ese optimismo irrealiasta acerca de los acontecimientos de la vida y del futuro nos hace más vulnerables porque al considerarnos inmortales no tomamos las precauciones, como lo hace quien no usa el condón o el cinturón de seguridad.
¿Cuántos niños de menos de un año ve usted en el asiento delantero en los regazos de su estúpida madre?
Y cuando nos vemos envueltos en una situación incorrecta la socializamos como algo común pero a la vez justificamos lo correcto como algo que solo nosotros hacemos. Quien bebe mucho alcohol y conduce pero utiliza el cinturón de seguridad, cree que hay muchos como él que beben pero pocos como él que si utilizan el cinturón. Asi justificamos tambien la inmortalidad.
Algo tenía que ponerle fin a la burla y a la chota en las redes sociales de que solo a otros les iba pasar el huracán, pero peor que esto se desobedecieron muchas ordenes como la de no evacuar ciertas zonas, alejarse de ríos, tendidos eléctricos o sitios de deslizamiento, así como algunas instituciones públicas como el Banco de Costa Rica que ordenó a sus empleados en San José a trabajar el día de ayer incumpliendo el decreto de asueto.
¿Los que no obedecieron se creyeron invencibles?, ¿Creyeron que el huracán no pasaría por encima de nosotros?
Es la naturaleza misma que la que se encarga de recordarnos de que si somos mortales.
Hoy solo llueven culpas. Como espectadores de un partido empezamos a atribuirlas al árbitro o al entrenador. La psicología social lo llama error fundamental de atribución, es decir echarle la culpa a las personas de lo malo que nos pasa y no a las circunstancias o el entorno. Cuando algo malo le pasa a otros es culpa de los otros, cuando nos pasa a nosotros la culpa es el del entorno. Por ejemplo, si mi compañero reprueba el examen es porque es vago o tonto, si yo repruebo es porque el examen estaba mal confeccionado.
Este es el sesgo del autoservicio que consiste en atribuir lo bueno a mis acciones pero lo malo a factores externos.
Este optimismo de que todo va a estar bien para mi porque las cosas malas solo le pasan a los demás, ese optimismo irrealiasta acerca de los acontecimientos de la vida y del futuro nos hace más vulnerables porque al considerarnos inmortales no tomamos las precauciones, como lo hace quien no usa el condón o el cinturón de seguridad.
¿Cuántos niños de menos de un año ve usted en el asiento delantero en los regazos de su estúpida madre?
Y cuando nos vemos envueltos en una situación incorrecta la socializamos como algo común pero a la vez justificamos lo correcto como algo que solo nosotros hacemos. Quien bebe mucho alcohol y conduce pero utiliza el cinturón de seguridad, cree que hay muchos como él que beben pero pocos como él que si utilizan el cinturón. Asi justificamos tambien la inmortalidad.
Algo tenía que ponerle fin a la burla y a la chota en las redes sociales de que solo a otros les iba pasar el huracán, pero peor que esto se desobedecieron muchas ordenes como la de no evacuar ciertas zonas, alejarse de ríos, tendidos eléctricos o sitios de deslizamiento, así como algunas instituciones públicas como el Banco de Costa Rica que ordenó a sus empleados en San José a trabajar el día de ayer incumpliendo el decreto de asueto.
¿Los que no obedecieron se creyeron invencibles?, ¿Creyeron que el huracán no pasaría por encima de nosotros?
Es la naturaleza misma que la que se encarga de recordarnos de que si somos mortales.