Permutas vitales. Fuerzas desconocidas
Durante el año 2014, mientras que una profunda parte de mi heredad se convierte en polvo, el destino intentando consolarme, me lo ha compensado con invaluables y acaudalados tesoros de vida. Debe ser porque el trabajo, la familia y el amor propio enaltecen el alma, la cual al alcanzar elevadas perspectivas otorga nuevo matices a la vida que permiten discernir entre lo trivial y lo magnificente, entre lo transcendental y lo irrelevante, entre lo cuantioso y lo escaso.
Como resultado de esta transacción vital, no logré romper mi record anual de libros leídos, no pude perder lo kilos de sobrepeso que me propuse, no pude viajar a los destinos que marqué en el mapa, ni pegarme la lotería navideña que estaba dispuesto a ganar.
En cambio atravesé con suceso una de las páginas más duras del libro de mi vida, al exceso de peso se lo achaco a los kilos que se echó encima mi alma, las maletas que quedaron preparadas son el presentimiento y la confianza de un nuevo destino que me espera, y la riqueza que no amasé es la alquimia de alguna piedra filosofal que justo empieza a revelar sus más ocultos encargos.