Monseñor Sanabria

Los pisos 3 al 7 serán derribados.
De entre las ruinas del terremoto, se levanta su oxidada memoria, a contrapelo de los asaltos de los sindicatos y de los cuestionamientos de los políticos ávidos de fama.
Ayuno del apoyo comunitario, un sacerdote de por ahí apoya la causa.
De visita por lo que queda de ese hospital, a la altura del último piso y a pesar de los enormes esfuerzos por remediarlo, es posible advertir que el daño fue inmenso… a ocho meses después.
Responsable del traslado del Seminario Central a su nuevo edifico en Paso Ancho, de la creación del Seminario Menor, promotor de obras sociales y de atención a los pobres y fundador de Radio Fides, su mayor mérito fue la contribución a la redacción y su constante apoyo para que se lograra la promulgación de las Leyes Sociales y, en la Constitución Política para que naciera el Capítulo de las Garantías Sociales, así como el Código del Trabajo.
Hablo de Monseñor Sanabria.
El contribuyó eficazmente para que desde entonces todos disfrutemos de beneficios tales como vacaciones pagadas, seguro social, seguros de enfermedad, maternidad e invalidez, pago de cesantía y otras prestaciones laborales.
A Sanabria le tocó, además, enfrentar la revolución de 1948. Luego del conflicto tuvo un papel decisivo en la reunificación para la paz y el progreso de la nación.
Hoy y siempre, sacudidas de igual o menor magnitud en otros lugares del planeta apiñan cadáveres que son arrastrados en masa hacia fosas comunes. La del 5 de setiembre de 2012, se llevó solo unas cuantas vidas y poco en obras de infraestructura Una de ellas tal vez la más emblemática, la del Hospital Monseñor Sanabria, que sin Teletón ni rifas, se levanta entre las ruinas.
Por esto, ¿indistintamente de cada fe, no sería justo agradecerle a Dios que la fuerza de la tierra se encargara solo de un busto erigido en honor de alguien que hizo mucho por el pueblo?
O más laico si se quiere, de agradecerle a la naturaleza de que el anunciado terremoto solo nos arrebató un hospital público.