Arte Fusión
Entramos mi hija y yo a una galería de arte justo en el alma de Playas del Coco y esto fue lo que sucedió:
- ¡Vaya pinta usted muy bien ¡ - le dije mientras miraba de arriba hacia abajo las paredes de la galería.
- Que va, la que pinta es mi esposa, Alessandra. Yo solo hago el enmarque- contestó un hombre al otro lado del mostrador con acento italiano y un dedo cortado, mientras mi hija no le quitaba la mirada a su trabajo.
- Me llamo Marco y soy romano, vivo aquí desde hace 10 años y aquí nació nuestro hijo. Nos encanta este lugar y aquí en Costa Rica nos quedamos- sin preguntar, me contó el hombre.
- Miré usted, Italia tiene de todo- prosiguió- arte, moda, vehículos, historia milenaria, monumentos, mitología, playas, la pasta, la pizza, el vino y el latín, la madre de las lenguas modernas. Y nada de eso ha sabido aprovechar. Lo único bueno que hacemos en Italia es cobrar impuestos y los políticos lo hacen por adelantado- terminó de decir molesto el romano.
Saqué cuentas de nuestro patrimonio y concluí en lo poco común que tenían nuestras naciones, hasta cuando tocó el turno de hablar de gobernantes.
Afortunadamente, poco antes de partir, le eché una última mirada a las pinturas de Alessandra Cola.
En buena hora porque al analizar con detalle aquella sabrosa mezcla entre lo tropical y lo mediterráneo, concluí con mejor tino que lo único que en realidad es universal en los seres humanos es esa insistencia en no querer ser iguales
- ¡Vaya pinta usted muy bien ¡ - le dije mientras miraba de arriba hacia abajo las paredes de la galería.
- Que va, la que pinta es mi esposa, Alessandra. Yo solo hago el enmarque- contestó un hombre al otro lado del mostrador con acento italiano y un dedo cortado, mientras mi hija no le quitaba la mirada a su trabajo.
- Me llamo Marco y soy romano, vivo aquí desde hace 10 años y aquí nació nuestro hijo. Nos encanta este lugar y aquí en Costa Rica nos quedamos- sin preguntar, me contó el hombre.
- Miré usted, Italia tiene de todo- prosiguió- arte, moda, vehículos, historia milenaria, monumentos, mitología, playas, la pasta, la pizza, el vino y el latín, la madre de las lenguas modernas. Y nada de eso ha sabido aprovechar. Lo único bueno que hacemos en Italia es cobrar impuestos y los políticos lo hacen por adelantado- terminó de decir molesto el romano.
Saqué cuentas de nuestro patrimonio y concluí en lo poco común que tenían nuestras naciones, hasta cuando tocó el turno de hablar de gobernantes.
Afortunadamente, poco antes de partir, le eché una última mirada a las pinturas de Alessandra Cola.
En buena hora porque al analizar con detalle aquella sabrosa mezcla entre lo tropical y lo mediterráneo, concluí con mejor tino que lo único que en realidad es universal en los seres humanos es esa insistencia en no querer ser iguales